Innovar: un reto continuo en la educación

Es momento de romper paradigmas o afrontar la extinción.

Pocas veces somos testigos de avances innovadores en educación provenientes de la academia. La forma como nuestros hijos realizan sus tareas parecen provenir de un modelo escrito en piedra, que pocas diferencias tiene con la forma en que fuimos educados décadas atrás. Parece ser que la mayoría de educadores no se han percatado de los cambios del mundo y a su vez, de las nuevas formas de comunicarse, relacionarse e interactuar.

No es difícil notar como en clase, nuestros jóvenes luchan contra la torpeza escribiendo con una de sus manos un párrafo dictado por su profesor, mientras en su otra mano con solo el dedo pulgar, intercambian mensajes con sus amigos a una velocidad asombrosa utilizando su celular.

Basta dar un pequeño recorrido por YouTube, para notar hacia dónde se inclina la balanza al momento de observar contenidos producidos por profesores y estudiantes.

¿Hasta cuándo nos negaremos a esta realidad? Esta parece ser una pregunta constante en planteles educativos. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, MinTIC, hizo un esfuerzo por dotar las instituciones educativas en un inicio con salas de computadores y últimamente ha modificado sus políticas de actualización tecnológica entregándoles tabletas, sin embargo los cambios en el modelo educativo no han sido notorios y las instituciones se preguntan: ¿qué hago con todo esto? Innvoación

La respuesta no es sencilla, dado que se requiere de un cambio estructural que revolucione el entorno educativo, de forma que se comience a visualizar al alumno como un agente activo en el proceso de formación y al docente como un importante productor de contenidos y artífice de eficientes herramientas pedagógicas.

Para que esto suceda, en primer lugar hay que romper paradigmas que llevan a las instituciones educativas a pensar: “necesitamos tecnología para producir”, y transformarlas en “necesitamos tecnología que dé soporte a nuestra producción”. Muchas instituciones se enfocan en medir la brecha tecnológica, en lo que hace falta para dar el salto y se limitan a esperar que el mundo cambie; que tanto estudiantes como profesores cuenten con dispositivos adecuados.

En la actualidad, el mundo de Internet es tan basto y tiene un nivel de penetración tal, que disponemos de variedad de opciones que permiten inclusive, operar sin una infraestructura propia. Para aprender, ya no es necesario asistir de tiempo completo a una institución, sin embargo, cambiar esta concepción no es algo trivial, dado que implica salirnos de nuestro estado de confort y comenzar a desarrollar nuevas competencias, diseñar estrategias y desafiar la ortodoxia del gremio.

Pese a lo anterior, se comienzan a vislumbrar tímidas iniciativas, donde algunos procesos comienzan a operar a través de Internet, sin embargo para dar el salto debemos comenzar por: escuchar a los alumnos, ver las tendencias y leer el medio. La época de la alfabetización digital ha pasado y nos encontramos en un momento coyuntural, donde tenemos al alcance de nuestras manos todas las herramientas pagas y ‘open source’, infraestructuras propietarias y gratuitas, y diversidad de dispositivos de alta y baja gama. Este es el momento en que la academia debe comenzar a retomar el liderazgo y a dirigir el rumbo del uso de las tecnologías formando alumnos que seguramente no conocerán de límites, fronteras, espacios ni tiempo.

La academia está en deuda con el país de formar a habitantes digitales adecuados para poblar las próximas ciudades inteligentes, liderar nuevas oportunidades de trabajo y prosperidad tecnológica y más importante aún, comenzar a sembrar las semillas de la innovación.

Los contenidos son la clave del éxito y la academia es quien tiene el talento humano adecuado para llevar las riendas del progreso, de iluminar el camino adecuado a donde dirigirse y de invertir la balanza de forma tal que sea la academia quien determine hacia dónde dirigirnos y no quien está a la espera de qué nuevas herramientas salen al mercado.

 

*Imagen tomada de Getty Images

Marcelo Gómez
Coordinador de proyectos
Corporación Colombia Digital

 

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