A propósito de Héctor Abad…

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En su habitual columna del domingo en el El Espectador Héctor Abad Faciolince hace una muy pertinente reflexión (por lo menos para mí)denominada “El tiempo muerto”, a propósito de los pocos reales momentos de ocio y “desconexión” que se dispone hoy en día a causa del permanente uso de computadores, Ipods, blackberrys, en fin, todo tipo de artefactos, que si sigo la lista no termino.

La columna del escritor paisa coincide con la sensación de mis últimos días relacionada con el uso del teléfono móvil, en la que sentía que no podía dejarlo de tener ni un instante porque podía llegar un correo, alguien podía saludarme en un chat y que pena no responderle de inmediato, o debía estar pendiente de quien se conectaba y tal vez hacía mucho tiempo no lo hacía.  Revisaba el celular en el bus, en el carro, caminando, viendo tele, en reuniones, tomando un café o jugando con Agatha, la gata de la casa. ¡Mejor dicho a todo momento!

Pero hace unos días decidí que este “aparatejo” no me controlará más ni dispersara mi pensamiento para quitarme el goce del disfrute de cada momento, incluso de aquellos en los que no se hace nada, que son el últimas los mejores.  Elimine la opción de recibir correos. ¿Para qué tener esta aplicación si igual debo mirarlos y responderlos luego en el computador, o si la mayoría de ellos son SPAM?  Me desconecté de los programas de mensajería instantánea y me conecto cuando quiero, evitando que pueda una conversación interrumpir una actividad importante que me encuentre realizando, como por ejemplo estar haciendo nada.

No se imaginan la sensación de libertad que he sentido, he  recuperado parte de mi opción de elegir que hacer durante mi día sin que momentáneamente un “beep” o que una alerta roja me saque del estado de concentración en el que me encuentro.  Sé que aun falta, pero espero que llegue para mi ese día en el que no requiera más llevar conmigo el “interruptor” móvil.

Contrariamente en la época de supuesta mayor comunicación debido a las tecnologías, es sin duda la que mayor interrupción y menor calidad en la misma, en ello he podido ser víctima y victimario, y vaya sensación más incomoda que estar con alguien que está contigo físicamente pero cuya alma está en mil partes a la vez.

Espero así que con mis recientes acciones pueda ir reivindicándome y recobrar el gusto de conversar con alguien, mirando a los ojos, viviendo el presente y sin estar pendiente de afamado “interruptor” celular.  No dejen de leerse la columna de Héctor Abad.

Imagen tomada del siguiente enlace:

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Oswaldo Ospina
Coordinador de TIC y educación para el desarrollo social
Corporación Colombia Digital
oswaldo.ospina@colombiadigital.net
www.colombiadigital.net

Comentarios

1 comentario

    • Jessica Trujillo el 16 septiembre, 2010 a las 13:27
    • Responder

    Excelentee!!!! a mi me pasaa 🙁 y muchooo….. es mas me detuve leyendo un mensajee jejejeje.

    Es hora de cambiar ese hábito tan horrible!!!!!!

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