DESIDIA OFICIAL, GENERA INFORMALIDAD
Ante la sordera manifiesta de los encargados de mantener las vías en la ciudad se está generando un nuevo esquema de informalidad, el cual dadas las proporciones del problema de fondo amenaza convertirse en otro dolor de cabeza para la ciudadanía. El deterioro creciente de nuestra capa asfáltica ha atraído a ciudadanos que han encontrado el apayaso ideal para ganarse la vida.
Sobre la carrera 33, entre calles 52 y 56, son varios los administradores de huecos que han aparecido posesionándose cada quien de uno de los cráteres; su actividad se centra en tapar y rellenarlos ubicándose sobre la vía, generando peligro para los conductores de quienes esperan la moneda agradeciendo que hagan lo que los del parque García Rovira omiten.
La carrera 40 y la calle 34 son otro ejemplo que evidencia la forma mediocre como realizan su trabajo quienes rompen vías para cambiar alcantarillado dejando a la vista la calidad del resello por realizar. La base de la capa asfáltica será el subsuelo de tierra amarilla característica de nuestra árida región en vez de utilizar una base con especificaciones que permitan una mayor permanencia de la reparación, las mencionadas obras llevan entre uno y 3 meses sin culminarse. Cada uno de estos detalles aporta al grave problema de movilidad, al obligar al tránsito lento. El problema no solo lo genera el exceso de motos y automotores para la capacidad vial. La secretaría de infraestructura en su dejadez carga con mucha parte de culpa.
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