UNO MÁS UNO, DOS

UNO MÁS UNO, DOS

UNO MÁS UNO, DOS
Desde hace varios meses el tema de la sostenibilidad del Metrolinea ha ocupado bastante espacio en los medios de comunicación. Parece que el asunto se ha salido de las manos al gobierno local; no se puede argumentar dificultad para diagnosticar el o los orígenes del problema cuando muchas veces los mismos encargados se han manifestado sobre posibles causales.
El paralelismo con el servicio tradicional es tales el más evidente, el sistema se justificaba ante la necesidad de sacar de circulación una buena cantidad de buses destartalados, contaminantes de baja capacidad además de incomodos y grandes causantes de la congestión vehicular, por otros que suplieran tales falencias, lo cual se solucionaría gradualmente, así se fue implementando, pero aparte de servir como medio de traslado las ventajas no eran tangibles para los usuarios, especialmente las frecuencias de alimentadores y padrones, situación que estaba prevista con y un cronograma para ir introducir introduciendo nuevos vehículos, bajo la premisa de ir sacando de circulación y chatarrizando los viejos buses para ir logrando el objetivo de descongestionar el tráfico de vías como la quince, y la 27 del casco urbano y dar mayor fluidez a la movilidad.
Los problemas a superar han ido empeorando y las soluciones han sido simples paños de agua tíbia.Cambiar gerentes expertos en transporte por expertos en politiquería. Dejar en un parqueadero por más de 300 días los 100 vehículos necesarios para implementar la segunda fase, equivalentes a más de 30.000 nuevas frecuencias diarias y a dejar circulando algo más de 500 de los destartalados vehículos a remplazar, es un factor que ha pesado mucho en el fracaso que se ve sobrevenir.
No se requiere invitar a elaborar estudios estadísticos a firmas especializadas, ni a las universidades para concluir que más de un 30% de los buses aún en servicio y otro alto porcentaje de motocicletas por las calles de la meseta pertenecen a Transpiedecuesta y otros cuyos recorridos se originan en poblaciones sin restricción vehicular, lo que ha obligado a imponer restricciones a los dueños de vehículos públicos y particulares de la meseta que pagan impuestos de placa y rodamiento para utilizar sus vías lo que necesariamente conduce a agilizar la puesta en marcha del sistema desde y hacia Piedecuesta, pero todo indica por la debilidad de las razones para poner en marcha esa fase que la demora para ello radica en intereses y o compromisos políticos. El alcalde no pone la cara e incumple citas a representantes de los socios y operadores de la nueva flota, causando daño fiscal al municipio y a los trasportadores por la dilación en tomar decisiones como echar a andar los nuevos equipos o acelerar las obras de infraestructura en Piedecuesta.
La ciudadanía necesita soluciones rápidas o justificaciones de peso de parte de sus mal escogidos gobernantes, pues el problema y sus soluciones no requieren cerebros como Einstein, todo es tan sencillo como que si a uno le sumamos uno da dos

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